
Cuando un niño autista tiene una explosión emocional, muchas veces se confunde con una rabieta. Sin embargo, son situaciones muy diferentes y requieren respuestas distintas. Entender esta diferencia es clave para ayudar a tu hijo de la mejor manera.
Diferencias clave entre crisis y rabieta
Característica | Rabieta | Crisis autista |
Motivación | Busca conseguir algo (atención, un juguete, un deseo no cumplido). | Responde a una sobrecarga sensorial, emocional o de estrés. |
Control | Puede detenerse si se obtiene lo que quiere. | No puede parar, aunque se le ofrezca algo. |
Respuesta | Puede estar mirando si obtiene reacción. | No puede procesar estímulos externos. |
Duración | Termina cuando logra su objetivo o pierde el interés. | Puede durar mucho tiempo y dejar secuelas (fatiga, dolor de cabeza, agotamiento). |
Consecuencia | Puede repetirse si ha funcionado antes. | No es intencional, es un colapso incontrolable. |
Ejemplos prácticos
Ejemplo de rabieta
Imagina que tu hijo está en el supermercado y quiere una golosina. Le dices que no, y empieza a gritar, llorar y tirarse al suelo. En medio de la rabieta, mira de reojo si le prestas atención o cede su voluntad. Si le das la golosina, se calma de inmediato.
¿Cómo actuar?
• Mantén la calma y sé firme en el límite.
• No cedas, porque refuerza la conducta.
• Usa estrategias como la distracción o explicaciones claras y breves.
• Enséñale formas alternativas de comunicarse (“cuando lleguemos a casa, podemos hablar de esto”).
Ejemplo de crisis autista
Tu hijo está en una fiesta con música alta y muchas personas hablando a la vez. Después de un rato, empieza a taparse los oídos, gritar y golpearse la cabeza. No responde cuando le hablas ni puede calmarse con facilidad. Aunque lo lleves a un lugar más tranquilo, sigue en crisis durante varios minutos.
¿Cómo actuar?
• Retíralo del ambiente que le sobrecarga.
• No intentes razonar ni darle instrucciones en medio de la crisis.
• Permítele autoregularse con sus herramientas (tapones, presión profunda, objetos de confort).
• Después de la crisis, valida sus emociones y ayúdalo a identificar lo que pasó.
Conclusión
Saber diferenciar una rabieta de una crisis autista es esencial para responder de manera adecuada. Mientras que las rabietas pueden manejarse con límites y enseñanza de comunicación, una crisis requiere comprensión, apoyo y reducción de estímulos.
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Bibliografía
• Prizant, B. (2015). Uniquely Human: A Different Way of Seeing Autism.
• Attwood, T. (2007). The Complete Guide to Asperger’s Syndrome.
• Vermeulen, P. (2012). Autism as Context Blindness.
Coach en Neurodiversidad
Madre de autista
Divulgadora de autismo
Espero que este post te haya ayudado. Si necesitas más apoyo, visita mi web: www.vivirelautismo.com
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