
El recreo es un momento crucial para el desarrollo social de todos los niños, incluidos aquellos con autismo. Sin embargo, los patios escolares pueden representar un desafío para ellos debido a la sobrecarga sensorial, las interacciones sociales complejas y la falta de estructura. Aquí te compartimos algunas estrategias para ayudar a los niños autistas a disfrutar y aprovechar al máximo este espacio:
1. Crear un espacio tranquilo
Establecer un área tranquila y sensorialmente amigable donde los niños puedan retirarse cuando se sientan abrumados. Este lugar debe ser un refugio con actividades suaves, como juegos de agua, cojines o una pequeña zona de lectura.
2. Estructurar las actividades
Brindar opciones claras de juegos estructurados puede hacer que los niños con autismo se sientan más seguros. Actividades como juegos de mesa, juegos en pareja o juegos de rol supervisados pueden facilitar interacciones sociales y reducir el estrés.
3. Asignar compañeros de juego
Los compañeros de juego o “amigos de apoyo” pueden ser claves para integrar a los niños autistas en las actividades. Estos compañeros deben ser capacitados para ser pacientes, comunicarse de manera clara y ofrecer apoyo cuando sea necesario.
4. Prever tiempos de transición
Ayudar a los niños a anticipar el final de la actividad con señales visuales o temporizadores les permite manejar mejor la transición del patio a clase, reduciendo la ansiedad.
5. Facilitar la comunicación
Incorporar sistemas de comunicación visual, como tableros de imágenes o aplicaciones de comunicación aumentativa, puede ser útil para que los niños expresen sus deseos o necesidades durante el recreo.
6. Adaptar los juegos sensoriales
Algunos niños con autismo pueden ser muy sensibles a estímulos como ruidos fuertes o multitudes. Proveer juegos que permitan control sensorial, como pelotas suaves o juguetes táctiles, puede ser una excelente opción.
7. Fomentar la inclusión
Organizar actividades inclusivas donde todos los niños participen, promoviendo la empatía y el respeto mutuo, es fundamental para que los niños con autismo no se sientan aislados y puedan disfrutar del tiempo libre junto a sus compañeros.
El patio escolar es más que un espacio de recreo, es una oportunidad de crecimiento social y emocional. Con estas estrategias, podemos ayudar a los niños con autismo a tener una experiencia positiva y enriquecedora durante el recreo, promoviendo su bienestar y su integración social.
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