
Si tienes un hijo autista, tarde o temprano te encontrarás con profesores o terapeutas que no están actualizados sobre el autismo y la neurodiversidad. A veces, su formación quedó anclada en enfoques anticuados, y otras veces, simplemente creen que saben más de lo que realmente saben. Esto puede traducirse en prácticas poco respetuosas, expectativas poco realistas o una falta de comprensión que termina afectando a tu hijo.
Entonces, ¿qué puedes hacer cuando te enfrentas a profesionales que no respetan la neurodiversidad ni la inclusión?
1. Infórmate y confía en tu conocimiento
Tú conoces a tu hijo mejor que nadie. No necesitas un título en educación o terapia para entender lo que le ayuda y lo que le perjudica. Asegúrate de estar bien informado sobre el autismo desde una perspectiva actualizada, basada en la neurodiversidad. Recursos como Peter Vermeulen, Daniel Millán López, o Doble Equipo pueden ayudarte a reforzar tus conocimientos.
2. Pregunta con asertividad
Si un profesional está utilizando técnicas desactualizadas o que no respetan la individualidad de tu hijo, haz preguntas que lo obliguen a reflexionar:
• ¿En qué estudios o evidencia se basa esta estrategia?
• ¿Cómo se adapta esta intervención a las necesidades sensoriales y cognitivas de mi hijo?
• ¿Cómo se garantiza que esta práctica no genere ansiedad o daño emocional?
Muchas veces, este tipo de preguntas exponen la falta de actualización sin necesidad de confrontación directa.
3. Expón la evidencia actualizada
Si un profesional insiste en ideas erróneas como que el autismo es solo un conjunto de déficits o que los niños autistas deben ser “entrenados” para comportarse como neurotípicos, puedes compartir información actualizada. No se trata de iniciar una guerra, sino de abrir puertas al aprendizaje. En algunos casos, una recomendación de lectura o un estudio reciente pueden marcar la diferencia.
4. No te sientas obligado a aceptar todo
Si sientes que un profesor o terapeuta no está respetando la dignidad de tu hijo, tienes derecho a poner límites. Frases como:
• “Esa estrategia no funciona para mi hijo, prefiero que usemos otra opción.”
• “Mi hijo tiene derecho a ser respetado tal y como es, por lo que no aceptaremos prácticas que vayan en contra de su bienestar.”
pueden ayudarte a marcar un límite claro sin necesidad de enfrentamientos agresivos.
5. Busca aliados
A veces, otros padres han pasado por la misma situación y pueden compartir estrategias o experiencias útiles. También puedes encontrar aliados dentro del propio centro educativo o terapéutico: hay profesionales con mentalidad abierta y dispuestos a aprender.
6. Si es necesario, busca alternativas
Si a pesar de todo el profesional sigue sin respetar la neurodiversidad o no está dispuesto a actualizarse, puede ser el momento de buscar otro entorno más adecuado para tu hijo. No siempre es fácil, pero la salud emocional y el desarrollo de tu hijo lo valen.
Conclusión
El autismo no es un trastorno a corregir, sino una forma diferente de procesar el mundo. Tu hijo merece respeto, comprensión y un entorno que lo valore tal como es. Como padre, eres su mayor defensor. No tengas miedo de exigir que los profesionales educadores o terapeutas estén a la altura de lo que tu hijo necesita.
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Susana Ariza
Coach especializada en Neurodiversidad
“Vivir el Autismo”
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