En el mundo del autismo, la “ceguera al contexto” es un término que describe la dificultad que muchas personas autistas tienen para interpretar o reaccionar adecuadamente a las señales sociales, ambientales o situacionales. Aunque este concepto puede parecer abstracto, entenderlo es fundamental para apoyar de manera efectiva a las personas con autismo y fomentar su desarrollo en entornos diversos.
¿Qué es la ceguera al contexto?
El contexto se refiere a las pistas, normas o expectativas implícitas que nos ayudan a comprender lo que ocurre en un momento determinado y a responder adecuadamente. Para la mayoría de las personas neurotípicas, estas señales son intuitivas: un tono de voz sarcástico, la diferencia entre una reunión formal y una conversación relajada, o incluso el lenguaje corporal.
Sin embargo, para muchas personas con autismo, estas señales no son obvias. La ceguera al contexto significa que pueden centrarse en detalles específicos y concretos, pero perder la “imagen general” que los demás ven de manera automática. Esto puede generar dificultades para:
• Interpretar emociones ajenas: Pueden no captar si alguien está bromeando o si está molesto.
• Adaptarse a situaciones nuevas: Las reglas sociales implícitas en un entorno formal o desconocido pueden resultar confusas.
• Generalizar aprendizajes: Algo aprendido en un contexto particular (como saludar en casa) puede no trasladarse automáticamente a otro (como saludar en el colegio).
¿Cómo se manifiesta?
La ceguera al contexto puede aparecer en situaciones cotidianas de maneras muy diversas:
1. Conversaciones literales: Una persona con autismo puede tomar instrucciones al pie de la letra porque no detecta matices implícitos en el lenguaje.
2. Dificultades en el juego social: En los niños, puede reflejarse en no entender las reglas implícitas de un juego grupal.
3. Rigidez en la interpretación: Pueden apegarse a un conjunto de normas fijas sin darse cuenta de que las reglas cambian según la situación.
¿Cómo podemos apoyar?
1. Hacer explícito lo implícito: Explica las reglas sociales, las expectativas y los cambios en el entorno de manera clara y directa. Por ejemplo, en lugar de decir “Sé amable”, especifica: “Dile ‘gracias’ cuando alguien te ayude”.
2. Usar historias sociales: Estas herramientas ayudan a preparar a la persona para situaciones específicas, detallando el contexto y cómo actuar.
3. Fomentar la flexibilidad: Practica ejercicios que impliquen cambios graduales en las rutinas o escenarios, ayudándoles a adaptarse a variaciones contextualiza .
4. Proporcionar apoyo visual: Pictogramas, horarios visuales y ejemplos concretos pueden ayudar a comprender mejor las expectativas del entorno.
5. Practicar en entornos reales: Enseñar habilidades sociales en diversos contextos permite generalizar los aprendizajes.
Reflexión final
La ceguera al contexto no es una “limitación” en sí misma, sino una característica que requiere estrategias específicas de apoyo. Cuando reconocemos esta dificultad y ajustamos nuestras expectativas y formas de enseñanza, no solo facilitamos la vida de las personas autistas, sino que también creamos un mundo más inclusivo donde todos puedan prosperar.
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En Vivir el Autismo, creemos en el poder del entendimiento y la empatía. ¿Has observado la ceguera al contexto en tu experiencia o en la de tu hijo? Nos encantaría saber cómo lo manejas y qué estrategias te han funcionado. ¡Déjanos un comentario!
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