Vivir el Autismo

“Cuando entiendes a tu hijo, el autismo deja de ser un problema. Solo necesitas que alguien te muestre otra manera de mirar.”

Risperidona y Autismo: Lo que Debes Saber

Cuando una familia recibe la propuesta de medicar a su hijo autista con risperidona, es normal que surjan muchas dudas y preocupaciones. Se trata de un medicamento antipsicótico que, en algunos casos, se prescribe para reducir conductas como la irritabilidad, la agresividad o la autoagresión en personas autistas. Pero, ¿qué implica su uso?

¿Qué es la risperidona?

La risperidona es un antipsicótico atípico que afecta los niveles de dopamina y serotonina en el cerebro. Aunque fue desarrollado para tratar esquizofrenia y trastorno bipolar, la FDA aprobó su uso en niños autistas para el manejo de irritabilidad severa, agresión y autolesiones.

¿Por qué se receta en el autismo?

Algunas personas autistas pueden experimentar dificultades de regulación emocional que derivan en crisis intensas. En estos casos, algunos profesionales consideran la risperidona como una opción para modular ciertas respuestas emocionales.

Sin embargo, es importante entender que:

• No trata el autismo ni cambia la forma en que una persona autista experimenta el mundo.

• No es la única solución ni la primera línea de apoyo. Antes de recurrir a la medicación, se deben explorar ajustes ambientales, estrategias de regulación sensorial y herramientas de comunicación.

• Puede tener efectos secundarios que deben valorarse cuidadosamente.

Efectos secundarios

El uso de risperidona puede traer beneficios en algunos casos, pero también conlleva riesgos. Algunos efectos secundarios incluyen:

 Aumento de peso y alteraciones metabólicas.

 Somnolencia o fatiga.

 Cambios hormonales (puede aumentar la prolactina).

 Problemas de movimiento (rigidez, temblores).

Por eso, si un profesional sugiere este medicamento, es fundamental informarse, pedir una evaluación detallada y hacer un seguimiento continuo.

¿Es realmente necesaria?

Antes de tomar la decisión, es clave preguntarse:

✔️ ¿Se han explorado otras estrategias de apoyo, como ajustes sensoriales o herramientas de comunicación?

✔️ ¿Se han identificado los desencadenantes de la irritabilidad o las crisis?

✔️ ¿El equipo médico está dispuesto a hacer un seguimiento cercano de posibles efectos secundarios?

Conclusión

La risperidona puede ser una herramienta útil en ciertos casos, pero nunca debería ser la única respuesta. El enfoque debe estar en comprender y respetar las necesidades del niño, ofreciéndole estrategias que le ayuden a sentirse seguro y regulado sin depender exclusivamente de la medicación.

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