
A menudo escuchamos frases como “hay que compartir”, “debes dejarle el juguete a tu amigo”, “eso no es solo tuyo”. En nuestra sociedad, compartir se considera un valor positivo, y desde pequeños se nos enseña a hacerlo. Sin embargo, para muchos niños autistas, el concepto de compartir no es tan simple ni natural.
El sentido de la propiedad en niños autistas
El desarrollo del sentido de la propiedad puede ser diferente en niños neurodivergentes. Algunos pueden tener un apego muy fuerte a ciertos objetos, ya sea por su función, su textura, su previsibilidad o por el valor emocional que les otorgan. Para ellos, esos objetos pueden representar seguridad, regulación o una forma de conexión con el mundo.
Pedirles que los compartan sin entender su vínculo con ellos puede generar angustia, malestar e incluso una respuesta intensa de desregulación.
Razones por las que compartir puede ser difícil
1. Dificultades para entender las normas sociales implícitas
Muchas reglas sobre compartir son abstractas y contextuales. No siempre es claro por qué en algunos momentos se espera que presten sus cosas y en otros no.
2. Apego sensorial o emocional a ciertos objetos
Algunos niños autistas pueden tener un objeto de confort que los ayuda a sentirse seguros (un peluche, un coche, una cuerda). Compartirlo puede ser impensable para ellos.
3. Dificultad con la reciprocidad social
El concepto de “te lo presto ahora y luego me lo devuelves” puede no ser intuitivo. Algunos niños pueden sentir que si alguien toma su juguete, ya no les pertenece.
4. Experiencias negativas previas
Si en el pasado han perdido un objeto, se los han roto o se los han quitado sin permiso, es posible que hayan aprendido que compartir no es seguro.
¿Qué podemos hacer?
✔ Respetar sus límites
No obligues a un niño a compartir si no está preparado para ello. En su lugar, ayúdalo a sentirse seguro con sus objetos.
✔ Diferenciar entre compartir y turnarse
A veces, tomar turnos en un juego puede ser una opción más viable que compartir un objeto de apego.
✔ Ofrecer alternativas
Si un niño no quiere compartir un objeto específico, podrías ofrecerle la opción de compartir otro o explicar que no está obligado a hacerlo.
✔ Explicar con claridad y sin presiones
Puedes modelar el comportamiento en lugar de exigirlo. Por ejemplo: “Voy a prestarte mi lápiz por un momento y luego me lo devuelves”.
✔ Validar sus emociones
Si se angustia cuando alguien toca sus cosas, en lugar de insistir en que comparta, ayúdalo a expresar lo que siente y busca una solución que respete su necesidad.
Reflexión final
Compartir no debe ser una imposición, sino un acto voluntario que surge cuando el niño se siente seguro. Si respetamos sus tiempos y necesidades, estaremos fomentando un desarrollo más sano de su sentido de la propiedad y de las relaciones sociales.
¿Tu hijo tiene algún objeto que no quiere compartir? ¿Cómo lo gestionas en casa? ¡Te leo en comentarios!
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Susana Ariza
Coach especializada en Neurodiversidad
“Vivir el Autismo”
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