
Ser madre o padre de un niño autista puede venir acompañado de una carga emocional inmensa. La culpa es un sentimiento que muchas familias experimentan en algún momento del camino: “¿Y si hubiera detectado antes las señales?”, “¿Podría haber hecho más por su desarrollo?”, “¿Tomé las mejores decisiones?”. Esta sensación de no haber hecho lo suficiente puede pesar como una losa, pero es importante entenderla, procesarla y, sobre todo, transformarla en algo que te ayude en lugar de hundirte.
1. Reconocer que la culpa es parte del proceso
Sentirse culpable no significa que hayas fallado, sino que eres una persona comprometida con el bienestar de tu hijo. La crianza de un niño autista puede ser un camino complejo, lleno de dudas y decisiones difíciles, y es normal preguntarse si se pudo haber hecho algo distinto. Aceptar que la culpa aparece no significa que debas cargar con ella para siempre.
2. Cambiar la culpa por autocompasión
Si tu mejor amiga te dijera que se siente culpable por no haber hecho suficiente, ¿qué le dirías? Seguramente la animarías, le recordarías todo lo que ha hecho y le dirías que es una gran madre. Ahora, intenta aplicar esa misma compasión contigo misma. Has hecho lo mejor que has podido con la información, los recursos y las circunstancias que tenías en cada momento. Nadie nace sabiendo cómo acompañar a un niño autista, y todos aprendemos sobre la marcha.
3. Mirar atrás con comprensión, no con juicio
Cuando miramos al pasado con los ojos del presente, es fácil pensar que podríamos haber actuado de otra forma. Pero en su momento no tenías la claridad que tienes hoy. Juzgarte con la perspectiva actual no es justo. En lugar de castigarte, reconoce tu evolución: todo lo que has aprendido, todo lo que ahora entiendes y todo lo que sigues haciendo por tu hijo.
4. Valorar lo que sí has hecho
A menudo nos centramos en lo que creemos que nos faltó hacer y olvidamos todo lo que sí hicimos. ¿Cuántas veces has buscado información, has luchado por su bienestar, has intentado entender su mundo? Todo eso cuenta. Haz una lista de los pequeños y grandes pasos que has dado por tu hijo. Te sorprenderá darte cuenta de cuánto has avanzado.
5. De la culpa a la acción
La culpa puede ser paralizante, pero también puede ser una señal de que hay algo que quieres mejorar. Si hay algo que sientes que podrías hacer diferente ahora, conviértelo en un aprendizaje y en una oportunidad de crecimiento en lugar de un castigo. No se trata de corregir el pasado, sino de seguir avanzando con amor y consciencia.
6. Recuerda que no estás sola
Muchas familias atraviesan este mismo sentimiento. Buscar apoyo en otros padres, en profesionales o en espacios donde puedas compartir tus emociones puede ayudarte a poner la culpa en perspectiva. La crianza de un niño autista es un camino que no tienes que recorrer en solitario.
Soltar la culpa no significa olvidar o negar lo que sientes, sino transformar ese peso en comprensión, aprendizaje y amor hacia ti misma y hacia tu hijo. Estás haciendo lo mejor que puedes, y eso, aunque a veces no lo parezca, es más que suficiente.
Si este post te ha ayudado, dale like y suscríbete para seguir aprendiendo cómo acompañar a tu hijo del mejor modo. Tu bienestar y el de tu hijo son lo más importante.
#autismo #culpa #autocompasión #neurodiversidad #crianza #familiasautistas
Coach en Neurodiversidad | Madre de autista | Especialista en autismo
Bibliografía
• Prizant, B. M. (2015). Uniquely Human: A Different Way of Seeing Autism.
• Attwood, T. (2007). The Complete Guide to Asperger’s Syndrome.
• Grandin, T. (2006). Thinking in Pictures: My Life with Autism.
Deja una respuesta