Cambia una palabra en la rutina del desayuno, hay una decoración nueva en clase o tú dices algo “diferente”… y tu hijo se bloquea.
Te mira raro. Se angustia. O directamente estalla.
Y tú piensas: “¿En serio por eso se ha desregulado?”
Sí. En serio.
Porque no es una manía ni un capricho. Es otra forma de procesar el mundo. Hoy quiero hablarte de una característica que puede marcar una gran diferencia en su día a día (y en el tuyo): la coherencia central débil.
¿Qué significa tener una coherencia central débil?
Significa que su cerebro se centra en los detalles y le cuesta integrar toda la información en un conjunto con sentido.
Mientras tú ves una situación general, él ve una parte pequeña. Y si esa parte cambia, todo lo demás se tambalea.
No es que no vea el “bosque”, es que se queda atrapado en una hoja concreta… y pierde el camino.
¿Cómo se manifiesta la coherencia central débil?
- Se bloquea por cambios pequeños: si mueves un objeto de sitio o cambias una palabra habitual, puede sentirse perdido o frustrado.
- Se engancha en un detalle y pierde el foco: por ejemplo, se fija en el color del bolígrafo del profesor y no escucha la explicación.
- No entiende bien tareas amplias: si le piden “dibuja tu día”, se queda en los zapatos que llevaba puestos, pero no representa el conjunto.
- Corrige detalles sin captar el sentido general: por ejemplo, si dices “mañana iremos al parque por la tarde” y luego dices “iremos al parque”, puede corregirte sin entender que es lo mismo.
- Dificultad para captar la intención de lo que se dice: se queda en lo literal y no entiende bromas, dobles sentidos o gestos indirectos.
¿Por qué esto le genera tanta ansiedad?
Porque su forma de entender el mundo se basa en patrones estables. Cuando algo cambia —aunque sea mínimo— su cerebro no puede ignorarlo.
Y si ese detalle cambia, siente que todo ha cambiado. Su sensación de seguridad se descompone.
Es como si tú fueses a tu casa y cada mueble estuviera en un sitio diferente. Eso siente él por un cartel nuevo o una frase que hoy dijiste diferente.
¿Qué puedes hacer tú?
1. Anticípale los cambios, incluso los pequeños
No esperes a que se dé cuenta solo. Si sabes que algo será diferente, díselo con tiempo.
Ejemplos:
“Hoy habrá una decoración nueva en clase.”
“Esta vez usaremos otra palabra, pero significa lo mismo.”
2. Ayúdale a ver el conjunto
Si ves que se bloquea en un detalle, dale perspectiva. No ignores lo que ve, pero muéstrale que hay algo más allá.
Frases que ayudan:
“Sí, el dibujo tiene otra forma. Pero lo importante es lo que representa.”
“Esa palabra es nueva, pero estamos hablando de lo mismo que ayer.”
3. No le digas “da igual”, ayúdale a integrar
Decir “eso no importa” puede sonar como “tú estás mal”. En lugar de invalidar, acompaña.
Ejemplo:
“Es verdad, hoy usé una palabra distinta. Pero fíjate que seguimos haciendo la misma actividad.”
“Ese detalle es distinto, pero la idea general es la misma. ¿Te ayudo a verlo?”
4. Usa rutinas visuales y claras, pero también flexibles
A los niños con coherencia central débil les ayudan mucho las rutinas. Pero también hay que enseñarles que puede haber cambios.
Frases para preparar el cambio:
“A veces las cosas cambian un poco, pero el plan general se mantiene.”
“Si algo es diferente, podemos preguntarlo juntos.”
Metáfora: vive con el zoom al máximo
Tu hijo ve el mundo como si tuviera una lupa puesta todo el día. Y claro, si algo cambia en esa pequeña zona ampliada, le choca. Tú puedes ayudarle a quitar la lupa de vez en cuando y mirar con más amplitud.
No negando su forma de ver, sino añadiendo perspectiva.
Conclusión: No es que se fije demasiado, es que no puede mirar de otra manera (todavía)
La coherencia central débil no es un fallo, es una forma de pensar. Muy precisa, muy atenta… pero también muy exigente.
Tu hijo necesita que le ayudes a conectar esos detalles con un todo. Que seas ese mapa general cuando él se queda en una esquina.
Y si lo haces desde la calma, sin exigencia, un día te sorprenderá diciéndote:
“Ah, esto es como lo de ayer… pero con otro nombre.”
Susana Ariza – Divulgadora de Autismo
Correo: susana@vivirelautismo.com
Web: vivirelautismo.com
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