“Con la maestra se porta bien, pero conmigo explota”.
“En el cole está tranquilo y cuando llega a casa, empieza a gritar, llorar o tirar cosas”.
“Con los abuelos es un ángel, conmigo no para de pelear”.
¿Te suena familiar? Si eres mamá o papá de un niño autista, probablemente sí. Y también probablemente hayas pensado alguna vez: “¿Qué estoy haciendo mal?”.
Pero no estás haciendo nada mal. De hecho, estás haciendo algo muy bien: estás siendo su lugar seguro.
La teoría del volcán seguro
Imagina que tu hijo es un volcán. Durante el día, va acumulando presión: estímulos sensoriales, exigencias sociales, normas rígidas, expectativas que no entiende, tareas que le cuestan, emociones que no puede expresar…
En el cole, en el parque, en casa de la tía… aguanta. Reprime. Se esfuerza. Se camufla. Trata de “portarse bien”.
Pero llega un momento en el que esa presión necesita salir. Y ¿dónde lo hace?
En el único lugar donde se siente seguro para ser él mismo: contigo.
Por eso, explota en casa. Llora sin parar. Te grita. Se cae al suelo. Se desregula. Y tú te preguntas por qué lo hace justo contigo.
La respuesta es dura, pero preciosa: porque contigo puede. Porque no tiene que fingir. Porque no le juzgas. Porque te ama y confía en ti. Porque eres su refugio.
Un ejemplo real
Un niño de 8 años autista, perfil verbal, iba al colegio y todos los días la maestra decía que se portaba “perfecto”. Pero al salir, se negaba a subirse al coche, gritaba, pateaba el asiento y lloraba de camino a casa. Su madre estaba agotada y sentía que algo fallaba en su crianza.
Cuando analizamos lo que pasaba, vimos que ese niño pasaba toda la mañana camuflando sus necesidades: no pedía ayuda aunque no entendiera, no pedía pausas aunque estuviera cansado, no decía que le molestaban los ruidos… y en casa explotaba.
No porque su madre hiciera algo mal, sino porque por fin podía liberar todo lo que aguantaba por horas.
¿Qué hacer si tu hijo explota contigo?
- No lo tomes como una ofensa personal. Es una señal de confianza. No está contra ti, está desbordado.
- Observa el día completo. ¿Dónde acumula tensión? ¿Cuándo empieza a cargarse el volcán?
- Ofrece un espacio de descarga al llegar a casa. Luz tenue, silencio, un snack, abrazo si lo permite, música tranquila o movimiento libre.
- Valida sus emociones sin juicio. Puedes decir: “Ya estás en casa, aquí puedes estar como necesites. Estoy contigo”.
- Evita castigos por lo que no pudo controlar. La desregulación no es desobediencia.
No es que se porte mal contigo…
…es que contigo por fin puede dejar de fingir que está bien.
Cuando entiendes esto, tu perspectiva cambia.
El caos de la tarde ya no te duele igual. Aprendes a prepararte, a observar lo invisible, a entender que las crisis de tu hijo no son contra ti… son gracias a ti.
Gracias por ser su volcán seguro.
Gracias por ser ese lugar donde puede ser él mismo sin máscaras.
Y si necesitas apoyo para acompañarlo en esos momentos, aquí estoy. Te acompaño a entender su mundo y a construir una rutina que le ayude a descomprimir sin daño.
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Susana Ariza Cantero
Coach en Neurodiversidad – Fundadora de Vivir el Autismo – Divulgadora de autismo
Susana@vivirelautismo.com
Bibliografía recomendada
- Barry Prizant – “Uniquely Human”.
- Experiencias compartidas por familias autistas y adultos autistas en redes.
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