Para muchos niños autistas, la ansiedad social no surge por falta de ganas de estar con otros, sino por la dificultad de interpretar lo que pasa en esas interacciones. Un gesto ambiguo, una broma que no se entiende o un silencio largo pueden sentirse como un terreno lleno de trampas. Y cuando la mente no sabe cómo leer esas señales, aparece el miedo a equivocarse y a ser rechazado.
Situaciones que disparan ansiedad social
- No entender si alguien habla en serio o en broma.
- Gestos o miradas que parecen contradictorios.
- Silencios largos o cambios bruscos de tema.
- Miedo a decir algo “inadecuado” y que se rían de él/ella.
- Grupos grandes con conversaciones superpuestas.
Lo que podemos hacer en casa
1) Ensayar con guiones
Preparar pequeñas frases para situaciones típicas: “si no entiendo una broma, digo ¿es en serio o en broma?” o “si no sé qué contestar, digo necesito un segundo”.
2) Desmenuzar bromas
Elegir series, dibujos o chistes sencillos y explicar qué parte es literal y qué parte es humor. Reír juntos baja la tensión.
3) Reforzar lo positivo
Cuando logra participar aunque sea en una pequeña interacción, celebrarlo: “vi que saludaste a tu compañero, eso es un paso enorme”.
4) Ofrecer escapes seguros
En reuniones o cumples, darle un plan B: “si te sientes abrumado, puedes ir a la mesa de los libros 5 minutos”. Saber que hay salida reduce ansiedad.
Frases que ayudan
- “Si no entiendes algo, preguntar está bien. No es fallo, es estrategia.”
- “No hace falta hablar todo el rato. Escuchar también cuenta.”
- “Si no quieres responder ahora, puedes hacerlo después.”
Checklist para familias
- Anticipar eventos sociales con fotos o historias.
- Revisar posibles bromas o juegos de palabras en casa.
- Enseñar frases comodín para ganar tiempo.
- Practicar “leer” caras con apoyo visual (emojis, tarjetas).
- Crear un plan B sensorial (auriculares, rincón tranquilo).
Plan de 7 días
- Día 1: elegir una situación social pequeña (saludar al portero, pedir en una tienda).
- Día 2: ensayar en casa frases de inicio y de cierre.
- Día 3: practicar con un familiar o vecino.
- Día 4: introducir una broma sencilla y explicarla.
- Día 5: preparar un evento (cumple, parque) con plan B visual.
- Día 6: reforzar un logro (aunque sea pequeño).
- Día 7: revisar juntos qué ayudó y qué se puede mejorar.
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Susana Ariza Cantero
Defensora de la neurodiversidad, activista por la inclusión real
y guía de familias que quieren comprender, no corregir.
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