La Tribu Dorada


“Cuando entiendes a tu hijo, el autismo deja de ser un problema. Solo necesitas que alguien te muestre otra manera de mirar.”

M.C.A. · Día 23 — Del bloque a la pieza: estrategias para pasar de scripts a lenguaje flexible

Después de hablar de lenguaje analítico y gestáltico, la pregunta que se queda en el aire es muy concreta:

“Mi hijo habla en bloques, en scripts, en frases copiadas. ¿Cómo le ayudo a pasar de ahí a un lenguaje más suyo, sin romper lo que ya tiene?”

Hoy no vamos a buscar el método perfecto, sino un conjunto de estrategias realistas para acompañar a los niños y niñas que se expresan con guiones, ecolalias largas o frases de dibujos. La idea es clara: respetar su forma de comunicarse y, desde ahí, ayudarles a ganar piezas nuevas.

1. Antes de tocar el lenguaje, entiende la función del script

Muchas investigaciones sobre ecolalia y scripting en autismo coinciden en algo importante: estas repeticiones suelen tener una función. No son “cosas raras que dicen porque sí”. Pueden servir para pedir algo, autorregularse, ganar tiempo para pensar, participar socialmente o expresar emoción.

Traducido al día a día: si tu hijo dice “¡a toda máquinaaa!” cada vez que está nervioso, quizá no está “jugando al tren”; puede estar diciendo “estoy muy acelerado” o “esto va muy rápido para mí”. Si repite “me voy de aquí, adiós” (frase de una serie) cuando entra en un sitio nuevo, puede significar “quiero irme” o “no me siento seguro aquí”.

Algunas ideas prácticas:

  • Observa cuándo aparece el script: antes de una demanda, al llegar a un sitio nuevo, cuando está cansado, cuando está contento…
  • Piensa qué podría estar diciendo en “idioma de guiones”. Pregúntate: “¿En qué contexto escuchó esta frase? ¿Qué puede significar aquí y ahora?”.
  • Responde como si fuera un mensaje real, no como si fuera ruido. Eso ya cambia mucho la relación.

2. Modelar sin borrar: del bloque completo a la versión corta

En muchas intervenciones eficaces en comunicación autista, el adulto usa una estrategia muy simple y potente: modelar lenguaje. Es decir, decir una versión un poco más clara, corta o funcional del mensaje que el niño está intentando transmitir.

Ejemplos:

  • Niño: “¡Corre, que llegamos tarde!” (frase de un dibujo) cuando quiere irse del parque.
    Adulto: “Quieres irte ahora. Vámonos ya.”
  • Niña: “No me mires, no me mires” (canción) cuando está sobrepasada.
    Adulto: “Demasiado. Necesitas silencio. Vamos a un sitio tranquilo.”

Claves para que funcione:

  • No le pidas que repita tu versión. No estamos en clase de repetir como loros.
  • No corrijas con “no se dice así”. Su frase también vale.
  • Limítate a poner palabras claras encima de su intento, una y otra vez.

Es como si dentro de ese bloque grande le fueras ofreciendo piezas sueltas que, cuando esté listo, podrá usar por separado.

3. Modelar también en el comunicador: aided language

Si tu hijo usa tablet o comunicador, el mismo principio se aplica ahí. La investigación en Comunicación Aumentativa y Alternativa muestra que las estrategias de aided language (modelar en el propio comunicador mientras hablas) ayudan a muchas personas autistas a aprender vocabulario y estructuras nuevas.

Ideas concretas:

  • Cuando use un botón muy general (“quiero”) junto a un script oral, tú puedes completar en el dispositivo la pieza que falta: “quiero” + “ir a casa”, “parar”, “baño”…
  • Si repite siempre la misma frase oral (“no pasa nada, mi amor”), tú puedes “trocear” esa idea en el comunicador: “estoy triste”, “tengo miedo”, “necesito ayuda”.

No se trata de quitarle su frase, sino de añadir opciones más precisas en el sistema que usa. Así, cuando necesite afinar más lo que quiere decir, tendrá dónde elegir.

4. Script fading con cuidado: de guiones rígidos a herramientas flexibles

La técnica de script fading consiste en ir acortando poco a poco algunos guiones para que la persona termine usando solo las partes clave. Se ha utilizado en autismo para enseñar habilidades sociales y comunicativas, con buenos resultados en contextos muy estructurados.

El problema viene cuando se aplica sin respeto, como si el objetivo fuera “borrar” las frases que a tu hijo le dan seguridad. Por eso, si vas a usar algo parecido, puede ayudarte esto:

  • Empieza por scripts que claramente le ayudan a comunicarse (saludar, pedir turno, iniciar un juego), no por los que usa para regularse o calmarse.
  • Ve acortando el guion poco a poco. Por ejemplo:
    De “Hola, ¿quieres jugar conmigo?” → a “¿quieres jugar?” → a “¿jugamos?”.
  • Mantén apoyos visuales (tarjeta, pictos, frase escrita o botón en el comunicador) mientras la nueva forma de hablar se va consolidando.
  • Si ves que la ansiedad sube al retirar parte del script, vuelve un paso atrás. No es una carrera.

Bien usado, el script fading no es “quitarle su frase”, sino convertirla en una herramienta más sencilla de manejar.

5. Modelos de moda: qué coger y qué dejar

En los últimos años han ganado mucho espacio modelos centrados en el llamado “procesamiento gestáltico del lenguaje” y protocolos con fases muy concretas. Las revisiones científicas recientes dicen algo importante: a día de hoy no hay estudios de buena calidad que demuestren que esos protocolos funcionen mejor que otros enfoques de comunicación centrados en la persona.

Eso no significa que todo lo que proponen sea inútil. Muchas ideas son sensatas: validar la ecolalia, partir de intereses reales, trabajar la entonación, usar scripts significativos… Pero también significa que nadie puede venderte honestamente un “programa de 6 fases” como la solución definitiva.

Qué puedes hacer tú con esto:

  • Quédate con los principios que sí ves que ayudan a tu hijo: respeto, lectura del contexto, trabajar comprensión, ofrecer modelos claros.
  • Desconfía de quien te haga sentir que, si no sigues un protocolo exacto, estás “estropeando” el lenguaje de tu hijo.
  • Pregunta siempre: “¿En qué evidencia se basa este enfoque?” y “¿Cómo vamos a medir si está ayudando?”.

6. Cómo saber si estas estrategias están funcionando

Más allá de la teoría, lo que importa es lo que pasa en tu casa y en su cole. Algunas señales de que vais en buena dirección:

  • Tu hijo sigue usando sus scripts, pero aparecen nuevas combinaciones: palabras sueltas, frases más cortas, uso del comunicador más variado.
  • Empieza a usar una misma pieza en contextos distintos (“más”, “para”, “descanso”…).
  • Las crisis por “no entendernos” van bajando poco a poco en frecuencia o intensidad.
  • Tú sientes que cada vez entiendes mejor “su idioma”, no que te alejas de él.

Si después de un tiempo razonable no ves ninguno de estos cambios, no es que tú lo estés haciendo mal; quizá el enfoque concreto que estáis usando no encaja con vuestro hijo y hay que ajustarlo.

7. Una mini hoja de ruta para empezar hoy

Para aterrizar todo esto, te propongo un plan sencillo que puedes poner en marcha sin esperar a nuevos informes:

  1. Elige un script muy típico de tu hijo en una situación concreta (por ejemplo, cuando quiere irse de un sitio).
  2. Anota qué crees que significa y qué función cumple (pedir irse, expresar miedo, protestar…).
  3. Piensa una versión corta y clara que te gustaría modelar (“quiero irme”, “basta”, “paramos”).
  4. Empieza a modelarla SIEMPRE que aparezca ese script, en tu habla y, si lo tiene, en el comunicador. Sin exigirle que la repita.
  5. Observa durante varias semanas si aparecen cambios: ¿empieza a usar tu versión en algún momento?, ¿está más tranquilo?, ¿hay menos conflictos en esa situación?
  6. Coméntalo con la logopeda o profesional que os acompañe para decidir cuáles serán las siguientes frases a trabajar.

No necesitas ser experta en teorías de lenguaje para hacer esto. Necesitas observar, respetar lo que ya hace tu hijo y ofrecerle piezas nuevas con paciencia.

Conclusión: del bloque a la pieza, sin romper lo que ya tiene

Los scripts, los guiones y las frases de dibujos no son el enemigo. Muchas veces son la puerta de entrada al lenguaje de tu hijo. El objetivo no es borrarlos, sino ir añadiendo piezas más pequeñas y flexibles que le permitan decir cada vez más cosas con sus propias palabras, o con su propio comunicador.

La pregunta clave no es “¿cómo le quito estos guiones?”, sino:

“¿Cómo puedo ayudarle a que esos guiones le sirvan más y le limiten menos?”

Si las estrategias que aplicáis le dan más maneras de expresarse, menos frustración y más participación en la vida diaria, vais por buen camino, aunque no encajéis al milímetro en ningún modelo teórico.

Bibliografía

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    Disponible en: Artículo
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    Disponible en: Selección de estudios
  • National Research Council (2001). Educating Children with Autism. National Academies Press.
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