
Si tienes un hijo autista, es posible que hayas notado que camina de puntillas con frecuencia. Este comportamiento, conocido como marcha en puntillas, es común en la infancia y puede persistir más allá de los primeros años en algunos niños autistas. Pero, ¿por qué ocurre?
La respuesta no es única, ya que la marcha en puntillas en el autismo puede tener varias causas. Vamos a explorar algunas de las más relevantes.
1. Hipotonía o rigidez muscular
Algunos niños autistas presentan diferencias en el tono muscular. Pueden tener hipotonía (bajo tono muscular) o, por el contrario, cierta rigidez en los músculos de las piernas y los pies, lo que hace que caminar de puntillas sea más natural y cómodo para ellos.
2. Hipersensibilidad o hiposensibilidad sensorial
El sistema sensorial de una persona autista puede funcionar de manera diferente. En el caso de la marcha en puntillas, puede estar relacionada con:
• Hipersensibilidad táctil: Algunos niños encuentran incómodo el contacto de toda la planta del pie con el suelo y prefieren minimizarlo caminando en puntas.
• Hiposensibilidad propioceptiva: La propiocepción es el sentido que nos ayuda a percibir la posición de nuestro cuerpo en el espacio. Si un niño tiene dificultades con esto, caminar de puntillas puede darle una mayor sensación de estabilidad y control.
3. Búsqueda de estimulación sensorial
Para algunos niños autistas, caminar de puntillas es una forma de autorregulación. Puede generar una sensación placentera o ayudarles a concentrarse en ciertas situaciones. Es similar a otros movimientos repetitivos (como balancearse o aletear las manos) que forman parte del stimming.
4. Dificultades en la planificación motriz
El autismo a menudo implica diferencias en la planificación motriz, es decir, en la forma en que el cerebro organiza los movimientos. Caminar de puntillas puede ser una manera de simplificar el proceso de caminar cuando hay dificultades en la coordinación.
¿Es necesario corregir la marcha en puntillas?
Si la marcha en puntillas no causa dolor ni afecta la movilidad del niño, no siempre es necesario corregirla. Sin embargo, si persiste mi allá de los primeros años y limita su capacidad para caminar o participar en actividades, puede ser útil buscar apoyo de un fisioterapeuta o terapeuta ocupacional especializado en integración sensorial.
Conclusión
Caminar de puntillas en niños autistas no es un capricho ni un hábito sin sentido. Es una manifestación de cómo perciben y procesan el mundo. Observar las razones detrás de este comportamiento nos permite entender mejor sus necesidades y proporcionar el apoyo adecuado sin forzar cambios innecesarios.
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Susana Ariza
Coach especializada en neurodiversidad | Fundadora de Vivir el Autismo
Bibliografía
• Blanche, E. I., Reinoso, G., Chang, M. C., & Bodison, S. (2012). “Proprioceptive processing difficulties among children with autism spectrum disorders”. American Journal of Occupational Therapy.
• Baranek, G. T. (2002). “Efficacy of sensory and motor interventions for children with autism”. Journal of Autism and Developmental Disorders.
• Grandin, T. (2006). Thinking in Pictures: My Life with Autism. Vintage.
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