Vivir el Autismo

“Cuando entiendes a tu hijo, el autismo deja de ser un problema. Solo necesitas que alguien te muestre otra manera de mirar.”

¿Por qué mi hijo disfruta… y al momento se desregula? Cuando el juego que más le gusta acaba en llanto

Hay algo que muchas madres notan pero pocas se atreven a decir:
“Mi hijo estaba feliz… y de repente está llorando.”
“Disfrutó un montón, pero ahora ha salido corriendo, gritando.”
“Odia los cambios, pero a veces también se desregula con lo que más le gusta.”

Y es que, en el autismo, disfrutar no siempre significa que eso les haga bien todo el tiempo.
A veces, lo que más les gusta… es lo que más rápido les sobrecarga.

🌪️ El placer también puede saturar

Nuestro sistema nervioso tiene un límite de estimulación que puede tolerar antes de sentirse desbordado. En las personas autistas, ese umbral suele ser más sensible, más fluctuante y menos predecible. No se trata solo de estímulos desagradables (ruidos, luces, olores), sino también de los placenteros.

🔁 Muchos niños autistas buscan estímulos intensos:
• Se lanzan una y otra vez por el tobogán.
• Quieren escuchar la misma canción en bucle.
• Piden más cosquillas, más vueltas, más movimiento.
• Se ríen, gritan de emoción… y de pronto lloran o se frustran.

No es que “no les guste” o que estén manipulando.
Es que su sistema no regula bien la cantidad de estímulo que puede manejar, aunque empiece siendo algo agradable.

💥 ¿Qué ocurre entonces?

Cuando la estimulación pasa de un cierto punto, su cuerpo entra en lo que se llama sobrecarga sensorial. Y ahí aparecen conductas como:

  • Correr sin rumbo.
  • Gritar o llorar de forma repentina.
  • Golpearse o tirarse al suelo.
  • Repetir la acción sin poder parar.
  • Aislarse o rechazar contacto.

Muchas veces esto ocurre justo después de un juego intenso. A simple vista parece que ha pasado de la risa al llanto sin motivo, pero en realidad ha cruzado un umbral invisible que le desregula.

🧠 Una metáfora para entenderlo mejor

Imagina que tienes un vaso. Empieza vacío y lo vas llenando con gotas de agua.
Cada risa, cada cosquilla, cada bajada por el tobogán… es una gota.
Al principio te encanta.
Pero si no hay pausa, el vaso se llena demasiado rápido.
Y cuando rebosa, ya no puedes disfrutarlo: te ahoga.

Eso es lo que le pasa a muchos niños autistas.
El problema no es el juego.
El problema es que no tienen aún los recursos para pausar, regular o pedir que pare cuando el vaso se llena.

🧩 ¿Qué podemos hacer?

  • Anticipa el final antes de que llegue la crisis.
    Si sabes que a la cuarta bajada del tobogán empieza a llorar, paráis en la tercera. No hace falta que espere a sentirse mal.
  • Usa señales visuales.
    Un pictograma que indique “última vez” o un cronómetro visual puede darle seguridad y previsibilidad.
  • Cambia a una actividad más calmada.
    Después del estímulo fuerte, ofrecer algo que regule: beber agua, sentarse en tu regazo, escuchar una canción suave, jugar con plastilina…
  • Observa qué tipo de estímulo lo sobrecarga más.
    A veces es el movimiento, otras el sonido, otras la intensidad emocional. Cada niño tiene su perfil sensorial único.
  • No evites lo que le gusta, pero ayúdale a regularlo.
    No se trata de quitar el tobogán, sino de ayudarle a no pasarse de vueltas.

💬 Un caso real

Hace poco hablé con una madre que me decía que su hijo se lanzaba una y otra vez por el tobogán. Se reía, disfrutaba… pero luego se echaba a llorar, salía corriendo y parecía desesperado.
Cuando se calmaba, volvía al tobogán como si nada.
Y al poco… otra vez igual.

Esto es muy típico en niños autistas que buscan el estímulo pero no saben dosificarse.
El placer no es el problema. El problema es cómo ayudarles a gestionarlo para que no acabe en desregulación.

❤️ No estás sola

Si ves esto en tu hijo, no estás fallando. No lo estás sobreestimulando tú.
Lo que ocurre es que su cuerpo aún está aprendiendo a manejar lo que siente.
Tu labor no es evitar todo lo que le gusta, sino enseñarle a disfrutar sin desbordarse.

Y eso se hace con anticipación, observación, ajustes y mucha empatía.

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Susana Ariza Cantero
Divulgadora de autismo
susana@vivirelautismo.com

www.vivirelautismo.com


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