Si convives con una persona autista, es posible que hayas notado que tiene una manera muy específica de organizar su entorno. Puede que insista en que los objetos estén en un orden exacto, que ciertas rutinas se cumplan sin cambios o que se frustre si algo no está como lo espera. Pero ¿de dónde viene esta necesidad?
No es un capricho ni una simple preferencia. Hay razones profundas detrás de esta tendencia, y entenderlas nos ayuda a acompañar mejor a nuestros hijos.
1. Un cerebro que busca patrones
Las personas autistas suelen procesar la información de manera monotrópica, es decir, centrándose intensamente en ciertos detalles y estableciendo conexiones profundas entre ellos. Esto hace que detecten patrones y estructuras que a otros pueden pasarles desapercibidos. Mantener el orden según su lógica les da seguridad y coherencia en un mundo que muchas veces les parece caótico.
2. Dificultades con la flexibilidad cognitiva
Muchos autistas experimentan inercia cognitiva, lo que significa que cambiar de actividad o adaptarse a imprevistos les cuesta mucho más que a una persona neurotípica. Si ya han establecido una forma de organizar su entorno, cualquier alteración puede generarles una sensación de descontrol y malestar.
3. Regulación sensorial
Para muchas personas autistas, el desorden visual o la falta de estructura en el entorno puede ser abrumador. Un espacio organizado a su manera les ayuda a reducir la sobrecarga sensorial y a mantener la calma.
4. Necesidad de control en un mundo impredecible
El mundo neurotípico está lleno de cambios y normas no escritas que pueden resultar desconcertantes. Tener control sobre su propio espacio es una forma de equilibrar esa incertidumbre y sentirse más seguros.
5. Previsibilidad y reducción de la ansiedad
Si algo está siempre en el mismo lugar y sigue el mismo orden, es más fácil de procesar y predecir. Esto reduce la ansiedad y permite que la persona autista se enfoque en otras tareas sin estar en un estado constante de alerta.
¿Cómo podemos ayudar?
• Respetar su forma de organizar las cosas en la medida de lo posible.
• Avisar con antelación antes de hacer cambios en su entorno.
• Dar opciones y explicar los cambios en lugar de imponerlos de golpe.
• Ofrecer herramientas de regulación, como espacios sensoriales o alternativas que les ayuden a gestionar la ansiedad.
Conclusión
La necesidad de orden en los autistas no es una manía sin sentido, sino una estrategia de supervivencia en un mundo que muchas veces les resulta caótico e impredecible. Entenderlo nos ayuda a acompañarlos con empatía y respeto.
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Coach en Neurodiversidad
Madre de autista
Especialista en autismo
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Bibliografía
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• Prizant, B. M. (2016). Uniquely Human: A Different Way of Seeing Autism. Simon & Schuster.
• Milton, D. (2012). On the ontological status of autism: the ‘double empathy problem’. Disability & Society, 27(6), 883-887.
• Vermeulen, P. (2012). Autism as Context Blindness. AAPC Publishing.
• Millán López, D. (2023). El autismo explicado a los no autistas. Diversa Ediciones.
• Hipersintiendo. (s.f.). Artículos sobre percepción sensorial y organización cognitiva en el autismo. hipersintiendo.com
• Sinclair, J. (1993). Don’t Mourn for Us. Comunicación presentada en la conferencia del Autism Network International.
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