Si pensamos en alguien feliz, casi todos imaginamos lo mismo: sonrisas, risas, emoción en la cara, brillo en los ojos, gestos grandes, comentarios como “¡qué bien me lo estoy pasando!”. La cultura nos ha enseñado que la felicidad se ve, se nota, se oye. Y si no se ve, parece que no existe.
Pero en el autismo esto no siempre funciona así. Hay niños y niñas que, incluso cuando están bien, parecen serios. Que no muestran grandes expresiones faciales. Que no se ríen a carcajadas, ni saltan, ni abrazan, ni gritan de alegría. Y sin embargo, por dentro, están tranquilos, concentrados, disfrutando a su manera.
En este día del Mes de la Felicidad Autista vamos a cuestionar una idea muy peligrosa: que si no vemos felicidad “a lo neurotípico”, entonces no la hay. Porque cuando creemos eso, corremos el riesgo de tomar decisiones sobre su vida basándonos más en nuestra mirada que en su realidad.
Cuando la cara no cuenta toda la historia
Muchos niños autistas tienen un repertorio de gestos más reducido o diferente. Algunos muestran poca variación facial; otros tienen dificultades para coordinar lo que sienten con lo que expresan; hay quien tiene alexitimia (les cuesta identificar y nombrar sus propias emociones). El resultado es que, aunque se sientan bien, su rostro puede no mostrarlo con claridad.
Esto puede llevar a errores muy grandes. Un adulto mira y piensa: “no le gusta”, “está apagado”, “no se lo pasa bien”, “no le importa”. Y quizá lo que ocurre es otra cosa: está concentrado, tranquilo, procesando, o simplemente disfrutando de un modo más interno que externo.
La felicidad autista puede ser silenciosa
Hay niños para los que la felicidad se parece más a esto:
- estar en su rincón favorito con sus cosas ordenadas como a ellos les gusta;
- repetir una escena de una serie una y otra vez, completamente absorbidos;
- alinear objetos, clasificar, ordenar, sin que nadie interrumpa;
- caminar de un lado a otro pensando en sus temas preferidos;
- balancearse suave mientras escuchan un sonido que les calma;
- poder moverse libremente sin que nadie les diga “estate quieto”.
Desde fuera, eso no siempre parece “felicidad”. No es la típica imagen de anuncio. Pero si miras con otros ojos, verás algo importante: cuerpo relajado, respiración estable, ausencia de lucha, ausencia de miedo. Es bienestar real.
Lo que vemos como “poco interés” puede ser paz
A veces, cuando un niño no salta de alegría ante una propuesta, pensamos que “no le gusta nada”, que “nada le motiva”, que “está deprimido”. Y puede ser así en algunos casos, por supuesto. Pero otras veces pasa otra cosa: la intensidad con la que sienten hacia dentro hace que hacia fuera se vea muy poco.
Puede que esté encantado con su nuevo libro, aunque apenas diga nada. Puede que la excursión le haya gustado, aunque al volver no cuente una sola palabra. Puede que el día haya sido bueno para él, aunque llegue a casa sin gestos llamativos.
La clave está en aprender a leer otros indicadores: cómo duerme, cuánto se desregula, qué tal tolera el día siguiente, si vuelve voluntariamente a esa actividad cuando puede elegir, si habla de ello a su manera (con dibujos, con escenas, con eco de frases, con su comunicador).
Cuando sí hay malestar… pero lo interpretamos mal
También puede ocurrir lo contrario: que veamos sonrisas o risas y pensemos que todo va bien, cuando en realidad son una máscara. Algunos niños autistas han aprendido a “actuar” felicidad para evitar conflictos, para que no les presionen, para que no piensen que están mal. O porque han entendido que de ellos se espera esa reacción.
Por eso es tan importante no quedarnos solo en la expresión superficial. Hay que mirar el conjunto: ¿cómo está al llegar a casa?, ¿le cuesta dormir?, ¿está más irritable?, ¿aumentan las estereotipias, los colapsos o la oposición después de esas experiencias que supuestamente “le encantan”?
Si después de un plan que “le ha gustado mucho” siempre viene un bajón enorme, quizá no era tanta felicidad como pensábamos.
Aprender a leer la felicidad con otros ojos
Observar la felicidad autista implica afinar la mirada. No buscamos la foto perfecta, sino señales más sutiles:
- su cuerpo se suelta, deja de estar rígido o en tensión;
- su respiración se hace más profunda y tranquila;
- se queda tiempo en una actividad sin signos de frustración;
- vuelve por iniciativa propia a eso que estaba haciendo;
- sus movimientos repetitivos se vuelven suaves, rítmicos, casi como un balanceo placentero;
- sus explosiones disminuyen esos días o después de ciertas experiencias.
Puede que nunca salte gritando “¡qué feliz soy!”, pero su cuerpo sí te contará si ese entorno le hace bien.
El peligro de tomar decisiones solo desde nuestra mirada
Si damos por hecho que la felicidad se ve igual en todo el mundo, podemos tomar decisiones que, sin querer, resten bienestar. Por ejemplo:
- retirar un interés que le calma porque “no se le ve emocionado”;
- forzarle a hacer más vida social de la que puede sostener porque “siempre parece serio, necesita más amigos”;
- llenar la agenda de actividades divertidas para nosotros, pero agotadoras para él;
- pensar que la escuela o la terapia “van genial” solo porque allí sonríe más, ignorando que en casa se desmorona.
Cuando eso pasa, no estamos acompañando su felicidad, sino nuestras ideas sobre lo que debería darle felicidad.
Felicidad interna también es felicidad
No necesitamos que un niño autista nos demuestre su alegría de una forma concreta para creerle. Si está tranquilo, si sufre menos, si tiene espacios donde puede ser él mismo sin miedo, si su cuerpo descansa y su mente encuentra refugio en lo que le gusta, hay felicidad, aunque nadie la aplauda desde fuera.
Mirar así cambia la relación. Empezamos a valorar sus momentos de quietud como algo valioso, no como “falta de interés”. Respetamos su manera de disfrutar, aunque no tenga nada que ver con la nuestra. Dejamos de exigirle que actúe alegría para que estemos tranquilos.
Una pregunta para cada día
En lugar de preguntarte solo “¿ha sonreído hoy?”, puedes empezar a preguntarte también:
- ¿Ha tenido hoy un espacio en el que se haya sentido en paz?
- ¿Ha podido hacer algo que realmente le gusta sin prisas ni interrupciones?
- ¿He respetado hoy alguna de sus formas de disfrutar, aunque no la entienda del todo?
- ¿He mirado su felicidad con ojos nuevos o solo he buscado señales conocidas para mí?
Quizá descubras que, incluso en días complicados, hay pequeños momentos de felicidad escondida que antes pasaban desapercibidos.
La felicidad autista no siempre se ve. Pero existe. Y cuando aprendemos a reconocerla, dejamos de intentar que se parezca a la nuestra y empezamos, por fin, a cuidarla de verdad.
🌟 ¿Te ha gustado este post? ¡Compártelo! 🌟
Si este contenido te ha ayudado, compártelo para que llegue a más familias. Así entre todos podemos cambiar la mirada que el mundo tiene sobre el autismo y dejar un futuro más empático para nuestros hijos.
🌐 ¿Quieres acceder a todo en un solo lugar?
En mi web tienes todas las ayudas de España explicadas paso a paso, además del blog con artículos diarios, guías prácticas, materiales descargables (pictogramas, historias sociales, comunicadores, agendas) y el nuevo mapa Autism Friendly en construcción.
🚀 ¿Quieres unirte a la Tribu Dorada?
Una comunidad donde madres y padres de niños autistas por fin se sienten acompañados, comprendidos y sin culpa. Comparte tus dudas, encuentra respuestas reales y vive el autismo desde el amor y el respeto.
👉 Familias que Viven el Autismo
🧰 ¿Necesitas materiales gratuitos o quieres compartir los tuyos?
Aquí puedes pedir pictos, horarios visuales, tableros de comunicación y todo tipo de recursos útiles para el día a día.
👉 Vivir el Autismo – Pictos y Materiales
🇪🇸 ¿Vives en España?
Únete al grupo donde compartimos ayudas, trámites, deducciones y recursos oficiales adaptados al país.
👉 Familias que Viven el Autismo – España
🇲🇽 ¿Eres de México?
En este grupo encontrarás orientación sobre pensión por discapacidad, apoyos del gobierno, becas y recursos adaptados a tu país.
👉 Familias que Viven el Autismo – México
Susana Ariza Cantero
Defensora de la neurodiversidad, activista por la inclusión real
y guía de familias que quieren comprender, no corregir.
📩 susana@vivirelautismo.com
🌐 www.vivirelautismo.com
🪪 Mi tarjeta de presentación


Deja una respuesta