Para muchas personas neurotípicas, la felicidad se encuentra en la variedad de experiencias, en la socialización, en el cambio constante. Sin embargo, para muchas personas autistas, la felicidad surge de otra manera: a través de sus intereses especiales o hiperfocos.
Y aquí es donde a veces chocan las perspectivas. Los neurotípicos pueden ver estos intereses como obsesiones, como algo que hay que limitar o equilibrar. Pero, ¿y si en lugar de verlo como un problema, lo entendemos como una fuente genuina de bienestar?
¿Por qué los intereses especiales son tan importantes?
Para una persona autista, los intereses especiales no son solo un pasatiempo o una distracción: son una pasión profunda, una fuente de calma, un refugio seguro y una ventana al mundo donde realmente sienten que brillan.
Imagina esto:
Un niño neurotípico disfruta probando actividades nuevas cada semana: fútbol, manualidades, juegos de mesa. Pero para un niño autista, el simple hecho de poder sumergirse durante horas en construir con piezas de Lego, hablar de dinosaurios o dibujar mapas una y otra vez puede ser el equivalente a sentirse en casa.
En ese momento, el niño no está solo construyendo con piezas o hablando de algo que le interesa. Está creando un espacio mental seguro donde su cerebro descansa, se ordena y encuentra paz. Es su manera de reconectar consigo mismo y con el mundo, a su ritmo.
La falsa obsesión: cuando el bienestar se malinterpreta
Desde fuera, es fácil pensar que cuando un niño autista dedica horas y horas a un mismo tema es porque está «atascado» o necesita diversificar sus intereses. Pero lo cierto es que, si les retiramos o limitamos esos momentos de hiperfoco, estamos quitándoles algo mucho más importante que una simple actividad: estamos arrebatándoles un momento de pura felicidad.
¿No buscamos todos eso en la vida? Momentos en los que el tiempo se detiene y nos sentimos completos, en paz. Entonces, ¿por qué ver los intereses especiales como algo negativo si realmente son una manifestación de bienestar?
Felicidad: cada uno la encuentra a su manera
Una de las grandes dificultades para muchos neurotípicos es aceptar que la felicidad de una persona autista no siempre se encuentra en los mismos lugares. Para muchos, la idea de pasar horas haciendo lo mismo puede parecer agotadora o poco productiva. Pero para una persona autista, esa repetición, ese enfoque profundo y constante, no solo es reconfortante, sino también necesario.
Ejemplo práctico:
Imagina que a alguien le encanta correr maratones y lo hace siempre que puede. No importa que sea cansado, repetitivo o que otras personas prefieran deportes más variados. Para esa persona, correr es su refugio. Lo mismo ocurre cuando un niño autista dedica sus tardes a aprender sobre trenes o a clasificar sus colecciones de forma precisa. No es una obsesión; es su forma de conectar con lo que le hace feliz.
Potenciar en lugar de limitar
La clave está en aprender a valorar esos intereses y, en lugar de retirarlos, potenciarlos. ¿Cómo?
- Involucrándose: Participar en su interés especial como una forma de compartir tiempo juntos.
- Profundizando: Buscar recursos que amplíen ese hiperfoco en lugar de redirigirlo.
- Dando espacio: Permitir que tengan momentos dedicados exclusivamente a lo que les apasiona, sin interrupciones.
- Entendiendo el propósito: Saber que para ellos no es solo un hobby, sino un ancla emocional.
Hiperfoco como motor de vida
Lo que para otros puede ser solo una afición puntual, para una persona autista es un modo de vida, una vía de expresión y, sobre todo, un lugar seguro donde volver siempre que el mundo se vuelva demasiado caótico o incomprensible.
Si entendemos esto, cambiaremos nuestro enfoque: dejarán de parecernos comportamientos repetitivos o monótonos para convertirse en lo que realmente son: expresiones genuinas de alegría.
Conclusión
La felicidad no tiene una sola forma. Las personas autistas encuentran en sus intereses especiales un refugio, una manera de sentir que el mundo tiene sentido. Potenciar esos intereses, en lugar de retirarlos, no solo favorece su bienestar, sino que también les permite desarrollar habilidades y conectar con el entorno desde su esencia más genuina.
La próxima vez que veas a un niño autista sumergido en su hiperfoco, recuerda que no está escapando de la realidad: está abrazándola a su manera.
Susana Ariza Cantero
Divulgadora de autismo, Fundadora de Vivir el Autismo
susana@vivirelautismo.com
www.vivirelautismo.com
🌟 ¡Si te ha gustado, sígueme en Facebook! 🌟
Si buscas apoyo, herramientas prácticas y recursos útiles sobre autismo, ¡te invito a seguirme!
💛 ∞
👉 Sígueme aquí: Vivir el Autismo en Facebook
🚀 ¿Quieres unirte a mi comunidad?
Únete a nuestro grupo donde compartimos experiencias de manera cercana y segura.
👉 Únete aquí: Familias que Viven el Autismo
Bibliografía
- Sinclair, J. (1993). Don’t Mourn for Us. Autism Network International.
- Prizant, B. M. (2015). Uniquely Human: A Different Way of Seeing Autism. Simon & Schuster.
Deja una respuesta