
Acompañar a un niño autista significa aceptar su forma única de ver y experimentar el mundo, no tratar de cambiarlo para que se adapte a los estándares neurotípicos. Sin embargo, muchas familias caen sin darse cuenta en la trampa de “enseñarles a encajar”, lo que puede ser perjudicial para su bienestar.
En este post, exploraremos por qué es importante respetar la neurodiversidad y cómo podemos ayudar sin imponer cambios forzados.
El problema de ‘moldear’ a un niño autista
Desde pequeños, los niños autistas reciben mensajes constantes de que deben modificar su comportamiento para ser aceptados:
• “No te balancees.”
• “Mira a los ojos cuando hables.”
• “No hables tanto de tu tema favorito.”
• “Juega como los demás niños.”
Estos mensajes pueden hacer que un niño sienta que hay algo malo en su forma natural de ser. Aprenden a enmascarar sus rasgos autistas, lo que puede provocar ansiedad, estrés y burnout con el tiempo.
¿Qué significa realmente ayudar?
Ayudar no es hacer que un niño autista se comporte como un niño neurotípico. Es darle herramientas para que pueda desenvolverse en el mundo sin perder su identidad. Aquí algunas estrategias clave:
1. Acepta y valida sus formas de expresión
Si un niño se balancea, aletea las manos o repite frases, no intentes frenarlo. Estas conductas (conocidas como stimming) les ayudan a autorregularse y expresar emociones. En lugar de eliminarlas, busca entornos donde pueda sentirse libre de hacerlo sin juicios.
2. Adapta el entorno en lugar de forzar al niño a adaptarse
Si las luces brillantes le molestan, opta por una iluminación tenue en casa. Si el ruido le abruma, permite que use auriculares con cancelación de ruido. Adaptar el ambiente es más efectivo que intentar que el niño tolere estímulos incómodos.
3. Respeta su forma de comunicarse
No todos los niños autistas se comunican de la misma manera. Algunos usan lenguaje verbal, otros prefieren escribir o utilizar sistemas de comunicación alternativa y aumentativa (CAA). Respetar su forma de expresarse es clave para que se sientan escuchados y valorados.
4. No obligues a socializar, pero ofrece oportunidades
Muchos niños autistas disfrutan de la compañía, pero a su manera. En lugar de forzarlos a interactuar en juegos grupales estructurados, dales la opción de compartir con otros niños en actividades que disfruten y donde se sientan cómodos.
5. Enfócate en sus fortalezas, no en sus “déficits”
En lugar de centrarte en lo que no hace como otros niños, identifica sus talentos y apóyalos. Si le apasionan los dinosaurios, la astronomía o la música, fomenta esos intereses en lugar de intentar que juegue con lo que “debería” jugar.
Conclusión
Un niño autista no necesita ser cambiado, sino comprendido. En lugar de moldearlo para que encaje en un molde neurotípico, brindémosle herramientas y entornos donde pueda florecer siendo él mismo.
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Bibliografía
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