
Uno de los temas que más preocupan a las familias es cómo manejar ciertas conductas en público sin avergonzar ni reprimir a sus hijos. Tocarse los genitales es una exploración natural del cuerpo y una forma de autorregulación sensorial para muchos niños autistas. Sin embargo, cuando ocurre en público, puede generar incomodidad en el entorno y en la familia.
En este post, vamos a ver cómo abordar esta situación de manera respetuosa y efectiva.
1. Comprender la razón detrás de la conducta
Antes de intervenir, es clave entender por qué lo hace. Algunas razones pueden ser:
• Exploración natural: Es normal que los niños descubran su cuerpo.
• Autorregulación sensorial: Puede ser una forma de calmarse o buscar una sensación placentera.
• Aburrimiento o hábito: A veces, lo hacen sin darse cuenta, especialmente si no tienen algo más con qué ocupar sus manos.
• Malestar físico: Ropa incómoda, irritación o alguna molestia pueden hacer que se toquen en busca de alivio.
2. No regañar ni avergonzar
Es importante evitar frases como “¡Eso no se hace!” o “¡Qué vergüenza!”. En lugar de eso, podemos hablar con calma y explicar que hay momentos y lugares adecuados para ello.
3. Enseñar normas sociales sin juicios
Una forma respetuosa de abordar esto es explicarle que tocarse los genitales es algo privado y que hay lugares adecuados para hacerlo, como el baño o su habitación. Podemos usar frases como:
• “Si necesitas tocarte, podemos ir al baño o esperar a estar en casa.”
• “Eso es algo que hacemos en privado, ¿quieres que vayamos a un lugar más tranquilo?”
Si el niño no comprende bien el lenguaje verbal, podemos apoyarnos con pictogramas o guiones sociales.
4. Usar una historia social para enseñar qué es privado y qué es público
Las historias sociales pueden ayudar a que los niños comprendan mejor las normas sociales sin sentirse avergonzados. Una historia social sobre este tema podría incluir:
• Una imagen o dibujo de una persona tocándose en privado con un mensaje tipo: “Algunas cosas se hacen en privado.”
• Ejemplos de lugares privados (su habitación, el baño) y lugares públicos (escuela, parque, supermercado).
• Un mensaje claro y positivo: “Cuando necesito tocarme, puedo hacerlo en un lugar privado.”
Este tipo de herramientas ayudan a que los niños interioricen la información de manera visual y concreta.
5. Ofrecer alternativas sensoriales
Si la conducta está relacionada con la autorregulación, es útil ofrecer alternativas:
• Juguetes sensoriales para ocupar sus manos.
• Ejercicios de presión profunda o estimulación táctil alternativa.
• Ropa interior con texturas que le proporcionen la sensación que busca.
6. Observar y prevenir
Si sabemos que esto ocurre en ciertas situaciones (aburrimiento, ansiedad, cansancio), podemos anticiparnos:
• Llevar juguetes o actividades para mantener sus manos ocupadas.
• Asegurarnos de que su ropa es cómoda y no le causa molestias.
• Ofrecer pausas sensoriales o momentos de descanso.
7. Buscar apoyo si es necesario
Si la conducta es muy frecuente o interfiere con su vida diaria, puede ser útil consultar con un especialista en integración sensorial o en regulación emocional.
Conclusión
Tocarse los genitales es una conducta natural y no hay que tratarla como algo “malo” o “vergonzoso”. Lo importante es enseñar con respeto, sin castigos ni humillaciones, ofreciendo alternativas y ayudando a nuestros hijos a comprender los momentos y lugares adecuados.
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Susana Ariza
• Coach en Neurodiversidad
• Madre de autista
• Especialista en autismo
Bibliografía
• Gray, C. (2015). The New Social Story Book. Future Horizons.
• Prizant, B. (2017). Uniquely Human: A Different Way of Seeing Autism. Simon & Schuster.
• Attwood, T. (2007). The Complete Guide to Asperger’s Syndrome. Jessica Kingsley Publishers.
• Grandin, T. (2006). Thinking in Pictures: My Life with Autism. Vintage.
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