“Es muy exagerado”, “llora por todo”, “parece que le da asco vivir”, “es que no avisa cuando tiene hambre”, “no sabe estar quieto ni un minuto”…
¿Te suena? Son frases que muchas madres de niños autistas han escuchado (o incluso pensado alguna vez). Pero detrás de esa aparente “incomodidad con el mundo” hay algo mucho más profundo: su sistema sensorial no funciona igual que el nuestro.
Desde que nacen, las personas autistas perciben la realidad con una intensidad distinta. Para entenderlo, tenemos que olvidarnos de los 5 sentidos clásicos que aprendimos en el cole. El ser humano tiene 8 sentidos, y en el autismo, cualquiera de ellos puede estar amplificado, desregulado, o incluso desconectado.
👀 1. Vista
La vista no siempre es una aliada. Las luces fluorescentes pueden doler. El movimiento de una pantalla puede ser agobiante. Y si todo llama su atención por igual, centrarse en lo importante es casi imposible.
Ejemplo: Un aula con colores, carteles, movimiento, niños hablando… es como estar dentro de una discoteca visual sin botón de pausa.
👂 2. Oído
Muchos niños autistas escuchan los sonidos más intensamente o más detalladamente. Otros, en cambio, parecen no responder. Y eso no tiene que ver con la audición física, sino con cómo su cerebro procesa lo que oye.
Ejemplo: Un secador, un grifo, una tos, un altavoz… pueden sentirse como una explosión.
👃 3. Olfato
A veces, los olores son tan intensos que impiden comer, dormir o incluso respirar con normalidad. Otras veces, simplemente pasan desapercibidos.
Ejemplo: El olor de un ambientador, el detergente de la ropa o una comida “normal” puede resultar insoportable.
👅 4. Gusto
Aquí entra en juego la selectividad alimentaria, muchas veces mal entendida como “manías”. El sabor, la temperatura, la textura… todo cuenta.
Ejemplo: No es que “no quiera probar cosas nuevas”, es que todo su cuerpo rechaza ciertos alimentos. No es capricho, es supervivencia sensorial.
🤲 5. Tacto
Algunos niños autistas necesitan contacto físico constante. Otros no toleran que los toquen. El roce de una etiqueta, la arena, una prenda ajustada… todo puede disparar una respuesta de estrés.
Ejemplo: Quitarse los zapatos, morder la manga, rechazar una caricia… no es falta de afecto. Es una cuestión sensorial.
🧠 6. Propiocepción (el sentido del cuerpo)
Es el sentido que nos dice dónde está nuestro cuerpo y cómo se mueve. Muchas personas autistas no tienen bien calibrada esta percepción y necesitan chocar, apretar, saltar o moverse para saber que “están ahí”.
Ejemplo: Un niño que se golpea, que se lanza contra el sofá, que necesita abrazos fuertes… no está siendo agresivo, está regulando su cuerpo.
❤️ 7. Interocepción (el sentido interno)
Este es uno de los más desconocidos. La interocepción es el sentido que nos avisa de lo que pasa por dentro: hambre, sed, frío, dolor, ganas de ir al baño, ansiedad…
Ejemplo: Un niño que se hace pis sin avisar, que no nota que se ha quemado, que no identifica que está nervioso… no es que “pase de todo”, es que su cuerpo no se lo está diciendo claramente.
🌀 8. Sistema vestibular (el equilibrio)
Regula el movimiento, el equilibrio y la orientación. Algunos niños buscan constantemente columpiarse, girar o moverse rápido. Otros se marean con facilidad o rechazan los cambios de postura.
Ejemplo: Un niño que se balancea sin parar, que gira sobre sí mismo o que se cae con facilidad… está gestionando su sistema vestibular.
🔍 ¿Y por qué es importante saber esto?
Porque comprender estos 8 sentidos cambia por completo nuestra forma de mirar al niño.
Deja de ser “un niño difícil” y empieza a ser “un niño que necesita ayuda sensorial para vivir en paz”.
Muchos colapsos, rabietas, rechazos y conductas incomprendidas tienen raíz sensorial.
Y si no entendemos eso, lo castigamos cuando en realidad está sufriendo.
🛠 ¿Qué podemos hacer?
- Observar sin juicio
- Registrar patrones sensoriales
- Adaptar el entorno: luz, sonido, ropa, texturas, rutinas
- Incluir apoyos sensoriales (auriculares, ropa sin etiquetas, mordedores, etc.)
- Consultar con profesionales de integración sensorial si es necesario
Pero sobre todo: creerles. Validarles. No forzarles.
Porque no están exagerando. Están sobreviviendo en un mundo que a veces duele.
🌟 ¡Si te ha gustado, sígueme en Facebook! 🌟
Si buscas apoyo, herramientas prácticas y recursos útiles sobre autismo, ¡te invito a seguirme! 💛 ∞
👉 Sígueme aquí: Vivir el Autismo en Facebook
🚀 ¿Quieres unirte a mi comunidad?
Únete a nuestro grupo donde compartimos experiencias de manera cercana y segura.
👉 Únete aquí: Familias que Viven el Autismo
👉 También puedes unirte al grupo exclusivo para familias de España:
Familias que Viven el Autismo en España
Susana Ariza Cantero
Divulgadora de autismo
📩 Susana@vivirelautismo.com
www.vivirelautismo.com
📚 Bibliografía:
- Ayres, A. J. (2005). Sensory Integration and the Child. Western Psychological Services.
- Schaaf, R. C., & Mailloux, Z. (2015). Clinician’s guide for implementing Ayres Sensory Integration.
- Bogdashina, O. (2016). Sensory Perceptual Issues in Autism and Asperger Syndrome. Jessica Kingsley Publishers.
- Dunn, W. (2001). The Sensory Profile. Harcourt Assessment.
Deja una respuesta