Hay momentos en los que sentimos la presión por todos lados: en el cole, en casa, en el parque. “¿Todavía lleva pañal?” “¿Y no lo han trabajado ya en terapia?” “Mi hijo a esa edad ya…”.
Y entonces te preguntas:
¿Será que voy tarde? ¿O será que él simplemente no está listo?
La respuesta es clara: no todos los niños autistas están preparados al mismo tiempo para dejar el pañal, y forzarlo antes de tiempo puede generar más retrocesos que avances. El control de esfínteres no es solo una habilidad física. También requiere autorregulación, conciencia corporal, procesamiento sensorial, lenguaje y seguridad emocional.
Aquí te dejo 5 señales que pueden indicar que aún no es el momento:
1. No muestra incomodidad con el pañal sucio o mojado
Un niño que está preparado empieza a notar que el pañal le molesta, que algo ha cambiado en su cuerpo. Si tu peque sigue jugando igual cuando está mojado o no te avisa nunca, probablemente su cuerpo todavía no envía esas señales con claridad.
2. No reconoce cuándo está haciendo pis o caca
No basta con hacerlo en el orinal una vez por casualidad. Para dejar el pañal, necesita saber cuándo lo está haciendo o cuándo va a hacerlo. Si ves que lo hace sin darse cuenta o sin ninguna anticipación, aún no hay conexión suficiente entre lo que siente y lo que su cuerpo hace.
3. No hay rutinas corporales estables
El control de esfínteres es mucho más fácil cuando hay cierta regularidad en el ritmo del cuerpo. Si todavía hay estreñimiento frecuente, diarreas, horarios irregulares o una dieta muy limitada, puede ser que su cuerpo no esté preparado para ese nuevo paso. A veces, lo fisiológico también necesita su tiempo.
4. Muestra rechazo intenso al orinal, baño o al momento del cambio
No hablamos de una resistencia puntual, sino de llanto, ansiedad, bloqueo o pánico al intentar sentarse o acercarse al baño. Esto puede estar relacionado con hipersensibilidad sensorial, miedo a caerse, a ruidos del entorno o simplemente a un cambio que aún no entiende. En estos casos, forzar solo empeora la experiencia.
5. No hay aún una comunicación funcional suficiente
No hace falta que hable. Pero sí que pueda avisar de alguna manera: señalando, llevando el orinal, usando un pictograma o una palabra. Si todavía no tiene ninguna forma de anticipar o comunicar sus necesidades fisiológicas, dejar el pañal será frustrante para todos.
Entonces… ¿qué hago mientras tanto?
Acompañar sin presionar.
Puedes empezar a hablar del tema, leer cuentos, ofrecerle el orinal en momentos tranquilos, dejarlo sin pañal un rato en casa… pero siempre desde el respeto a su ritmo.
No es una carrera.
Cada niño llega cuando está listo. Y cuando lo está, todo fluye mejor y sin lucha.
No estás sola.
Muchas familias viven esto. Lo importante es recordar que lo que funciona para un niño neurotípico, no siempre es lo mejor para un niño autista.
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